RIO, RIO, RIO.
Río, Rió, Río., Debo admitir que uno de mis sueños era conocer esa ciudad mágica del bossa nova, de las noches calientes, de las playas de Copacabana e Ipanema, de esa música contagiosa, de ese fútbol bonito(aunque no me gusta), de esa gente simpática, muchas de esas cosas las encontré, sin embargo un aspecto importante es la pobreza en las “fabellas“, esta no eran tan terrible como me la imaginé, no vi, una pobreza dura, es mas tenían algunas garantías y subvenciones del Estado por estar viviendo allí, es decir es todo mas barato y los servicios también, pero vi en las calles varias personas que dormían allí, eso no es ninguna novedad, pero ver niños me afecto, para ser justos después me di cuenta que también en Santiago los niños duermen en las calles, bajos los puentes, no se si ellos no tiene hogar o no hay alguna institución gubernamental que se ocupe de ellos, pero aquí eso, si me consta que sucede existe organismos que aunque ni hagan bien el trabajo existe una responsabilidad o mas bien una política de estado, pero estos niños escapan y vuelven a la calle, obvio la primera responsabilidad y las mas grande es la de los Padre y luego de los familiares son esto que lo mas probables tenga familias o matrimonios desquebrajado con violencia, drogas y otras cosas mas,. Sin embargo el tema principal era para mi subir al Cristo Redentor, saben es impresionante su enorme altura, a su ubicación geografía, no puedo negar que es asombroso e imponente, pero ese rostro es triste, melancólico, ese “Cristo Tiene Pena” no da la impresión de acoger, de protección, raro pero eso sentí, quizás mis expectativas eran mayores no por el tamaño sino mas bien por el Cristo, pensé que el escultor había captado algo de la idea que yo tengo de Cristo, en realidad siempre a Cristo, lo muestran sufriente y ese claramente no es en el cual creo.
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